Adiós, Deezer, adiós.

Como muchos de vosotros sabréis, uno de mis frentes de mayor tesón y perseverancia es que mi música se escuche y se difunda para que el posible público, afín a lo que hago, pueda encontrarme. Es por ello que estoy en myspace, facebook, twitter, lastfm, imeem, sonicbids, cyloop, 7digital, macromusicworld, hi5, ilike, nvivo, purevolume, vox, youtube, dailymotion, unvlog, 11870, technorati, la comunidad, flickr, y posiblemente olvide algunos (no doy más de mi)… Disculpad que no ponga enlaces. Pero con ninguno me había ocurrido lo que esta mañana con Deezer.

Me registré el 8 de noviembre de 2007 porque era un servicio novedoso para escuchar y buscar artistas que compartían libremente esas escuchas a través de un widget que podía ser insertado en blogs, webs, etc. y subí mi cedé “Queda tiempo de sobra”, entero. Me parecía una estupenda forma de promoción y difusión con la colaboración de algún amigo o no amigo, podéis llamarlo fan o como queráis, y una gran oportunidad para que otra gente pudiera descubrirme y escucharme.

En marzo de 2008, después de algunos cambios y actualizaciones en su web, y de notar que las canciones que había subido sólo podía manejarlas yo (nadie iba a poder incluirlas en su reproductor personalizado y nadie iba a poder encontrarme en sus listados), les escribí manifestando mi interés en aparecer dentro del catálogo de artistas.

Me contestó Frédéric Serval, no puedo deciros su puesto porque en la firma no lo indica, pero creo que pertenece al departamento de artistas.

“Si no tienes discográfica rellena esta ficha y haznos llegar el material” (traducido). Vuelvo a escribirle para que me mande la ficha, porque adjunto no venía nada 🙁 Finalmente me la manda, la relleno y se la envío. Al no tener noticias, una semana después, vuelvo a escribirle y le pregunto si todo está bien, está correcto, etc. La respuesta es: “It looks good” (algo así como pinta bien, está bien).

Pasa el tiempo, pasa el tiempo, pasa el tiempo, y le escribo esta misma mañana interesándome por la inclusión de mi álbum, listado de temas, fotos, etc. en ese catálogo. Le pregunto si hace falta más tiempo, le digo que todavía no me encuentro al hacer búsquedas, y aquí viene lo mejor, me responde: “We still need you to send us the music”, que todavía necesita que les mande la música. Pero ¡VAMOS A VER! ¿no te he preguntado hace meses si estaba todo correcto?, ¿no te he dicho que mi música está en tus servidores ya subida?, ¿no se te ha ocurrido decirme que te faltaba esto, antes, por tu cuenta? Ojoplático me quedo. Siento decir esto, pero mi experiencia trabajando con franceses no ha sido nada buena hasta la fecha. Estoy deseando que llegue cualquiera (empresa o particular) para hacerme cambiar de idea, deseando, lo digo en serio.

Así que retomo la escritura y le respondo que no me puedo creer que después de dos meses me diga esto cuando le pregunté si estaba todo bien y le indiqué que mis canciones se encontraban en sus servidores. Claro que el alucine mayúsculo lo tengo cuando en su, ya último email, me indica que no va a comprobar que yo le preguntara que si estaba todo bien, que tiene mucho trabajo, que le mande los mp3, que no va a mirar en los servidores, de forma seca y autoritaria. En mi último mail le he dicho que por supuesto que no se los mando, que es un maleducado, mal trabajador, nada colaborador y orgulloso, que daba una malísima imagen de la empresa para la que trabajaba, y que mis canciones y mi cuenta quedaban borradas en ese mismo instante y, además, que hablaría de ello en mi blog como ahora estoy haciendo.

¿Cómo se pueden hacer las cosas tan mal y ser tan arrogante?

Claro que yo soy un don nadie, otro gallo les cantará con las grandes discográficas…

Adiós, Deezer, adiós. Hasta nunca.

Seguimos…

Actualizado 14:25h.:
¡Sorpresa! El tío vuelve a escribirme y a decirme que no digo más que estupideces y que el maleducado soy yo ¡ole!. Le he recordado que trabaja para una empresa a la que está dando muy mala imagen. Pasemos página.